Cicatrices...
Tengo cicatrices en mis cuatro costados. Algunas que duelen y otras que simplemente rozan. Unas están cicatrizadas y otras todavía siguen suturando. Cicatrices de guerra. De dolor. De alegrías y tonterías. De noches locas. De ideas descerebradas y muchos chupitos de tequila. Cicatrices de huida. De olvido. De vida. De tí. Pero también de mí. De todos esos te quiero que pronunciabas y que dejaron estas marcas en mi espalda. Cicatrices de amar, reír y llorar. O de las tres un poco. De mentiras sin sentido y medias verdades. De noches de películas y palomitas. Cicatrices imborrables que se hacen más profundas a la luz de la luna. Esa que te alumbraba mientras tú dormías y yo te comía. De esas que piden ayuda sin respuesta alguna. Cicatrices que duelen pero no curan. Que rompen tu coraza y te dejan sangrando. Así te recuerdan que la vida nos son más que golpes. Golpes que cicatrizan.