GRABADO EN TINTA

Puede que lo correcto sea decir que me vuelves loca con cada palabra, que enredas el nudo de mi mente hasta niveles imposibles dejando grietas por donde solo tu mirada consigue atender. Que gires la tuerca, pongas todo patas arriba y aún así salga ilesa y contenta. Puede que lo correcto sea decir que consigues elevarme hasta la encimera, mantenerme alerta, atenta, pendiente y paciente; aún sabiendo que la paciencia es algo que en ti escasea. Que mire donde mire estás impaciente por verme tropezar con mi propia lengua, agachar cabeza y recriminarte un idiota con voz pequeña. Puede que lo correcto sea decir que no sé cómo eres, que miro, me adentro y no llego. Observo, me detengo, contemplo y no veo. Y puede que no vea porque muestras. Y yo, estúpida y ciega no crea.  Y quiera y no mueva. Puede que lo correcto sea decir que llevas razón, que me ves venir desde las escaleras, distraída, pensativa, con la cabeza ida y debatiendo si será o no el día. Si deb

Miedo a que todo sea mentira, que me despierte un día y ya no estés, que no haya sentimiento y solo quede un vacío sin fondo en el que poder hundirte en él. Que todo sea un sueño, delicado pero perfecto y que el mínimo roce de tu piel consiga romperme y hacerme caer. Que el aire recorra un espacio ahora vacío en la cama donde nos solíamos conocer y saber que nunca se va a reponer. Miedo a no ser suficiente, frágil y demasiado inocente. Que no pueda llegar al mínimo, que me esfuerce pero no te compense y te alejes. Que te vayas después de conocerme, ver la mierda y no quieras meterte. Tranquilo, yo tampoco pagué entrada al túnel de la mierda. De las idas y venidas, las recaídas y  una soledad que grita. Que grita alto y te hace pequeñita en un mundo grande que encoje sus paredes y te aplasta hasta hacerte caer. Miedo a ser yo. A ser yo y que está nunca llegue a gustarte. Que no encaje y el puzzle forzado y cortado en mil y un pedazos sea un desastre, que no pueda contro

Será que te has colado en mi piel que ni mi mente ni mi cuerpo deja que te vayas. Que alargo las despedidas por seguir guardando tu recuerdo, notar tú aliento y no despegarme jamás. Será que tus besos son adicciones, que el solo roce me hace querer más y los muerdos estallar. Que no quiera cura y la dosis aumentar. Será que no he soñado veces contigo en mi cama, que las sábanas cubran nuestro secreto, sentir que te tengo y disfrutar de la oscuridad. Será que no he querido tatuarme tus caricias, camino prohibido y tú, el único con licencia para explorar. Que no necesito electricidad que tus manos no puedan radiar y abrazo calmar. Será que me gusta oler a ti cuando llego a casa, que te metas conmigo, me toques el pelo y me hagas bailar. Que el tiempo pase lento y tú, mi única felicidad. Será que me encanta mirarte cuando no me ves, buscarte cuando piensas que no estoy y sorprenderte por la espalda con un ligero apretón. Que sonrías, rías y me

Aquí estaré cuando bajes la mirada, te pese el alma y las fuerzas no sobrepasen la montaña. Que el caer no es una opción, ni tirar la toalla y sin anter no hacer nada. Que quiero levantarte cuando no digas palabra, recoger tus lágrimas y ganar la batalla. Aquí estaré cuando los problemas se acumulen bajo tu piel agrietada, cuando la carencia conlleve ausencia y  no digas palabra. Que inunde tu cuerpo con un beso que llama, recupera, recoge y salva. Que la soledad esté aglomerada y no calles hasta que la luna diga basta. Aquí estaré cuando quieras huir sin pensar disculpa, no quieras hablar, ni mirarme por miedo a haberte partido el ánima y los besos hayan reducido su tasa. Que te llevaré el café a la cama, nos daremos amor y terminemos perdidos entre las sábanas de una noche soñada. Aquí estaré cuando ya no quieras nada, pienses que soy quimera y mi presencia deje de ser notada. Que mis ojos buscarán tu existencia, mis labios tu flaqueza y mis manos, descarga. Que