Sempiterno...


Que durará siempre y que habiendo tenido principio no tendrá fin. Como el tiempo que permanecemos bajo la ducha por miedo a enfrentarnos al frío que nos espera fuera.

O esa promesa fijada con el meñique que aún recordamos cada noche al acostarnos y cada mañana al levantarnos. Por no mencionar las veces en las que contaba tus palabras susurradas en mi espalda en los días de lluvia.


Porque una vez empezado no hay muros ni baches que consiga frenarlo, ya que esto es sólo el principio de una camino eterno.

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