Lo(curas)...


Deberían darme un premio por todas aquellas veces que dije y no hice, por los autobuses hasta debajo de tu ventana para comprobar si estabas en casa o por las (in)directas a las tres de la mañana. La verdad es que me gusta este juego, pero sigo sin comprender las reglas. ¿Gana el que contesta, el que más habla callando o el que divisa el panorama desde la barrera? Pero no tiro la toalla, eso es de cobardes dicen.

Aunque, a veces, es mejor retirarse a tiempo cuando sabes que vas a quemarte. 

Todavía me pregunto cómo, con solo dos miradas, conseguimos hablarnos. Me pregunto si fue una casualidad o es que estábamos predestinados. Cómo, sin conocernos, acabamos declarándonos con medias verdades y muros impenetrables. Esas flechas invisibles que sacan mi mejor parte.

La buena. 
La mala. 
Quién sabe. 
Quizás es que nadie ha conseguido todavía desnudarme.
Quizás.

Todavía me pregunto cómo lo misterioso llegó a engancharme y tus palabras a enamorarme. Será cosa de críos que juegan sin saber lo que hacen. Ya que jugamos a no dañarnos por miedo a encontrarnos, evitamos las palabras que revelaban nuestras miradas y nos escondimos en los tejados de una Madrid dormida bajo los focos de una noche cómplice de nuestras canciones.


Me enseñaste que en esta vida hay que hacer locuras para comprender quiénes somos. Y te agradezco por todas esas lo(curas) que más que alejarme consiguieron atraparme. Ahora que no te tengo, si es que alguna vez llegué a hacerlo, es cuando más te pienso y comprendo que los mejores momentos son esos, los que no necesitas estar presente para descolocar mi mente. Pero voy a arriesgarme, pues como tú bien dices: 


Todo se acaba y ya no hay ocasión para decir después...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oct. 20

Vis a vis...

El Primer Paso...