Mamihlapinatapai...

*Mirada entre dos personas, cada una de las cuales 
espera que la otra comience una acción que ambas 
desean pero que ninguna se anima a iniciar.


Pienso que te conozco y me doy cuenta de lo poco que sé de tí. Que llegó un  punto que dejamos de hablarnos y, al final, volvimos a encontrarnos en un camino borrado por la borrasca. Suena ilógico que no supiéramos de nuestra existencia cuando ahora no concibo una sin ti en ella. 



Créeme cuando te digo que me has atravesado hondo con tu daga envenenada, rompiendo la oscuridad de una mirada que grita por dejar de ser aplastada.

Y mírame con tus lagrimas empapadas en todos esos recuerdos que, por una vez, no se quedaron en nada.

Y chilla y grita y corre y salta. Pega y descarga. Descarga contra el muro que cierra y no pasa. Que te agrieta, corta, desangra y desgarra. Y todo vuelve a empezar. 


Tú.
Yo.
La noche
y la nada. 

Y me miras sin que te diga palabra, creando un silencio que no mata y relaja diciendo todo lo que, algún día, se quedará en nada. Y te miro. Y me miras. Mas sonrío y bajo la mirada a unas manos que tiemblan en un verano en la Antártida. Y duele no poder congelar ese instante e instintivamente ganar la batalla.

Navegar, volar, soñar, creer y saltar. Dudar de la realidad sin olvidar al parpadear que (te) sigo esperando. Esperando mientras tú, te quedas sin habla.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oct. 20

Vis a vis...

El Primer Paso...