Me gustas...

Me gusta. Me gusta tu manía de picarme, comerme, conocerme y no soltarme. Me gusta mirarte y que me sonrías, que al darme la vuelta sigas ahí, que vengas cuando estoy mal y me abraces.

Me gusta que me hagas saltar con tus cosquillas, que me obligues a mirar y que siempre quiera más. Me gusta que me beses el cuello mientras exploras mi pecho, que gima mi boca y la respiración se me corta.

Me gusta el marrón de tus ojos sobre los míos, que nuestras manos encajen y el tacto de tu piel me relaje. Me gusta que te guste mi locura. Me gusta mirarte, disfrutarte, saber que te tengo.

Y no, no me gusta el café, pero soy capaz de tomarlo si es a tu lado.

Me gusta estar bajo la lluvia en tus brazos, que me acerques por sorpresa y me abraces. Me gusta mi nombre cuando sale de tus labios, que me des tiempo y no te enfades.

Me gusta saber que te tengo incluso cuando no estás, que no te vas a marchar, que puedo hablar sin cortarme y que vas a escucharme. Me gusta que te guste, que te encante y que me ames.

Me gusta recordarte a cada instante, que no dejes mi mente y que vuelva a ilusionarme. Me gusta la sonrisa tonta de mi boca de la que tú eres el único culpable.

Me gusta acompañarte cuando no debo, ayudarte cuando me haces creer que no sabes y observarte sin inmutarme. Me gusta que me dejes intentarlo aunque falle, que me levantes y no separarme.

Me gusta acompañarte en esta etapa de la vida porque, a pesar de haberme perdido mucho, estoy deseando conocerlo todo. Me gusta ser yo sin necesidad de mentir, ser tu compañera de aventuras infinitas, de risas y alegrías.

Me gusta.

Me gustas.