Muéstrame...

Muéstrame cada parte de tí. Tus manías y gustos. Lo que te hace feliz. Muéstrame la tristeza de una mirada perdida, que no hundida, que pide ayuda a gritos en una noche gris. Muéstrame los lunares de tu cuerpo para trazar un mapa sin detonantes y acabar en el tesoro de tu boca. Besarnos lento, atraparnos, que me abraces y no soltarme.

Muéstrame el color de tus mejillas después de hacerlo, tu mirada penetrante y sonrisa hipnotizante. Que te duermas al acariciarte y así poder susurrar lo que nadie sabe. Muéstrame el sonido de tu risa cuando se junta con la mía. Déjame buscarte los defectos para encontrarlos perfectos y apoyarme en tu pecho que es casa y engancha.

Muéstrame una noche sin cama y el asqueroso café de las mañanas. Que no es cuestión de todo o nada, pero sí de un dale y avanza. Que los abrazos matan y los besos recargan. Muéstrame tus miedos. Esos que no te dejan dormir. Y déjame que me los lleve de paseo por la senda del olvido. Déjame cuidarte, mimarte, quererte y desearte.

O de todo un poco.

Muéstrame tu corazón desembocado, loco y enamorado. Que me sorprendas cuando calles y no tengas en cuenta mis chorradas. Muéstrame esa mirada que tanto me enerva, que es conectar y no controlar. Que las ganas se quedan sin jaula y mi paciencia cada vez es más baja. Déjame quererte sin límites, escribirte hasta cansarme y pensarte a cada instante.

Muéstrame una tarde perfecta con una simple palabra. Que gimas al morderte y contraataques sin avisarme. Muéstrame tu control cuando me muerda el labio, cuando te bese el cuello o te acaricie el pelo.

 

Muéstrame todo. 

Y no te saltes nada.